¡Nos casamos el 12 de marzo!

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domingo, 6 de febrero de 2011

Cómo nos conocimos según Julieta


Esto sucede en el marco del nuevo milenio. Yo trabajaba en Coto como cajera, y formaba parte de un grupete con quienes, inicialmente, compartíamos salidas, idas al cine y a otros eventos culturales, entre los cuales se encontraba frecuentar recitales de algunas bandas que, por esos años, hacían furor en el “under” de Buenos Aires. En esas idas y venidas, apareció una banda, Miranda, que era lo más novedoso, electrizante y divertido que le había pasado a la música en años.

La historia empezó el 8 de febrero de 2003. Ese día nos conocimos. El evento era la filmación de un video de Miranda, “Romix”. Yo había ido sola; Juan, con su novia, una amiga de ella, y Daniel, su hermano. Ese día, si bien fue el primer día que coincidimos físicamente en el mismo sitio, no hablamos. (Él era un hombre comprometido, pero eso no impidió que observara que se trataba de un “paisaje muy agradable”, como dice mi amiga Mora).

Varios meses después, en Cemento, durante un recital de Adicta, me encontré con quien era novia de Juan el día del video. Ella me reconoció en el baño de Cemento y me contó que se habían separado hacía un tiempo. “Nota mental: ya no es un hombre comprometido”.

Un tiempo más tarde, el 18 o 19 de julio del mismo año, lo vi en Niceto. Estaba con su hermano y sin ninguna señorita alrededor. Así que cuando terminó el recital, me le acerqué y le dije, pícara, “yo a vos te conozco”.

Ahí nomás empezó una larga charla que terminó con intercambio de datos personales y un comentario de Mambo: “Pará de ganar”. (Javi fue testigo y no me deja mentir. Fue la época más “popular” de mi vida.) Juan, muy caballero, se ofreció a alcanzarnos a casa en su auto, y yo decliné, algo de lo que me arrepentí luego, en la parada del 34, con la ventisca fría de julio.

La semana siguiente nos encontró hablando por teléfono muy seguido, y todo era color de rosa. Quedamos en vernos el viernes siguiente, de nuevo en Niceto, para otro recital de Adicta (no nos cansábamos de ver las mismas bandas una y otra vez).

Ese día fue nuestro primer beso, 25 de julio de 2003. Juan me había llevado de regalo caramelos Billiken. y flotábamos...

Así empezó la historia, que siguió con muchas salidas a bares, cines (donde a veces coincidíamos en la crítica de la película que veíamos, y a veces no), etc. Nos gustaban cosas parecidas, casi la misma música, casi frecuentábamos los mismos lugares, casi nos gustaba hacer las mismas cosas. Éramos el uno para el otro.

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